miércoles, 12 de agosto de 2015

EDUCAR EN EL AFECTO.




Las personas somos seres afectivos por naturaleza. Nacemos inmersos en una sociedad y desde el nacimiento establecemos vínculos y lazos afectivos con nuestros congéneres. Los afectos, por lo tanto sonalgo inherente a las personas, forman parte de nosotros.
A pesar de que los afectos impregnan nuestras conductas y pensamientos y nos hacen experimentar multitud de emociones, suelen dejarse de lado a la hora de la educación e incluso en nuestro día a día. Ocultamos nuestros afectos, reducimos sus muestras y reprimimos las sensaciones afectivas, creando una mezcla difícil y extraña, que es difícil de definir.
Educar en el afecto es una necesidad, se trata de hacer a los niños conscientes de sus sensaciones afectivas, del cariño, del amor. Educar en el afecto consiste en poner nombre a esas emociones, de entender nuestros vínculos y relaciones más íntimas, de saber cómo nos afectan, y de ser capaces de expresar y recibir ese afecto sin miedo. Educar en el afecto, se basa en educar para no depender, para tener afecto a los demás y tenerlo a uno mismo.

La importancia de las muestras de afecto en la educación

Las muestras de afecto son claves para el desarrollo sano. Para educar en el afecto debemos empezar por las bases, por las muestras de afecto. Normalmente reprimimos estas muestras en público y en privado las racionamos. Tenemos la idea equivocada de que mostrar afecto nos puede hacer vulnerables, de que querer a los demás nos puede hacer daño y por lo tanto es mejor ser duro y no mostrar nuestros afectos.
Pero precisamente eso nos hace más débiles, tal vez podamos reprimir las muestras de afectos, pero no podemos reprimir el afecto en sí. Esto provoca una contradicción complicada. Lo sano es dejar salir ese afecto y enseñar a los niños a expresarlo sin miedo. Solo así entenderán que querer no nos hace vulnerables, que querer a los demás es una experiencia que nos enriquece, nos hace aprender y potencia nuestro desarrollo.
Los niños necesitan muestras de afecto, necesitan percibir que les queremos y tener la seguridad de ese cariño.

Claves para educar en el afecto.


  1. Emplea las muestras de afecto.
  2. No reprimas las muestras de afecto de los niños, ni tampoco presiones las mismas. En ocasiones les obligamos a dar un beso y en otras ocasiones les reñimos porque no es el lugar adecuado para eso.
  3. No te limites solo a los gestos, acompaña los gestos de palabras, pon nombre a ese afecto.
  4. Ayuda al niño a identificar las diferentes emociones asociadas a sus afectos.
  5. Edúcales para que no se avergüencen de sentir afecto o de decir te quiero.

CONSECUENCIAS DE UN NIÑO SIN AFECTO

El afecto en la salud de los niños


El afecto es un sentimiento imprescindible para los humanos, especialmente para los más frágiles, aquéllos que están en los extremos de la vida, las personas mayores y los niños. Para ellos es tan necesario que sin afecto enferman, y no sólo del alma con disfunciones psicológicas y del comportamiento; también con enfermedades físicas, de sus órganos. La falta crónica de afecto produce disminución de la inmunidad y en consecuencia más infecciones, también malnutrición y talla baja. 

En el pasado, estos efectos perniciosos eran claramente visibles en los niños de orfanatos porque sufrían una intensa y permanente deficiencia de cariño y estímulos. En la actualidad, las consecuencias de la falta de cariño son menos evidentes en el desarrollo físico, pero continúa siendo una causa de talla baja.

El déficit afectivo conduce además a los niños a inmadurez en el desarrollo como persona, dificultad para relacionarse de adultos y adolescentes, inadaptación social y quizás a la delincuencia. El afecto también reduce el estrés, la ansiedad y los síntomas psicosomáticos. 

La falta de cariño facilita los accidentes, tanto dentro como fuera del hogar, porque la vigilancia y cuidados disminuyen, aumentando las intoxicaciones y accidentes, causas importantes de enfermedad e incluso de muerte. Como los niños aprenden sobre todo imitando (no con sermones ni consejos), pueden reproducir en su edad adulta este modelo poco afectivo, distante y frío de conducta, que luego puede tener repercusiones sobre las relaciones personales de adultos. 

El afecto es como una vacuna que previene contra múltiples enfermedades, una medicina barata, accesible a todo el mundo y sin efectos secundarios, para la que no se necesita receta, manual de instrucciones ni conocimiento alguno. La mayoría de los animales lo aplican con sus crías, miles de millones de humanos ricos o pobres, cultos o incultos, inteligentes o no, lo han empleado desde siempre con sus hijos. 

El nivel de conocimientos o de entrenamiento para dar afecto a los niños, es ninguno. Sólo se precisa disponibilidad y tiempo. Por desgracia, muchos padres actuales, inteligentes, incluso bien situados social y profesionalmente no tienen tiempo para 'aplicar' a sus hijos esta vacuna que no se puede adquirir en el mercado, y que sólo ellos pueden aplicar.Compaginar las legítimas aspiraciones personales y profesionalesde los padres con el tiempo necesario para aplicar este eficaz medicamento es, desde mi punto de vista, imprescindible. 

El afecto se inicia nada más nacer, reconociendo con la mirada, las caricias y el tacto, al bebé, incluso a los recién nacidos prematuros. En las siguientes semanas, arrullándoles, hablándoles, alimentándoles y acariciándoles. El contacto directo piel contra piel es sedante y gratificante para padres e hijos. Más tarde, el afecto se expresa espontáneamente gracias al vínculo afectivo establecido por el roce, el contacto y el reconocimiento de esas personas como cercanas. 

En los siguientes meses y años, el afecto que los niños necesitan de sus padres se administra mediante el juego, porque el mejor juguete del niño pequeño es su madre o su padre. El juego es vital para los niños, representa su principal actividad, y puede afirmarse que sin juego no hay salud: mientras un niño juega está sano.

En la edad escolar, el afecto y el cariño consiste en escuchar al niño, respetar sus opiniones y entender sus intereses. Para todo esto se necesita tiempo, más en calidad que en cantidad. Sin tiempo no hay roce, no hay contacto físico, verbal, ni visual; y sin roce no hay cariño. 

Aunque los padres dispongan de poco tiempo, realidad difícil cuando no imposible de modificar en muchos casos, por favor dedica el poco tiempo a cubrir afectivamente a tus hijos, no a leer el periódico, ver la televisión o descansar. Juega, achucha, habla y respeta a tu hijo. Su salud mental y física te lo agradecerán. Cuanto antes apliques la vacuna del afecto mejor; unos años más tarde, no será tan efectiva. Te recomiendo una vacuna de afecto todos los días.

CÓMO DESARROLLAR EL AFECTO EN LAS DIFERENTES ETAPAS DEL


DESARROLLANDO EL AFECTO EN NUESTROS HIJOS.




Quiero dar unos consejos prácticos sobre cómo nosotros podemos ir desarrollando el afecto en nuestros hijos. Recordemos que el niño cuando nace, en un promedio de las primeras 5 semanas, empieza a mirar fi jamente los rostros humanos, sobre todo cuando se le habla. Aquí es muy importante que nosotros, como padres, seamos sensibles. Recordemos que hemos recibido un precioso regalo de Dios, que es nuestro pequeño hijo y cuán importante es que nosotros aprendamos a valorar los momentos que pasamos con él desde los primeros días de su vida.

Cuán importante es que el bebé, desde que nace, esté cerca de sus seres queridos, de su mamá, su papá, y si el bebé empieza a observar los rostros de la gente adulta, a escuchar sus voces, es muy importante entonces que seamos dulces con él.

Cuán importante es que el bebé, desde que nace, esté cerca de sus seres queridos, de su mamá, su papá, y si el bebé empieza a observar los rostros de la gente adulta, a escuchar sus voces, es muy importante entonces que seamos dulces con él. Es importante mostrarles cariño, afecto, a través de palabras suaves, sencillas, aunque él no va a entender con claridad las palabras, no va a saber el idioma, pero sí va a entender la suavidad o la agresividad con la cual se le hable al pequeño.

Cuán importante es darle caricias desde los primeros días, agarrarle el cachetito, besarle, hablarle suavemente, arrullarlo como ya lo mencionamos. Todo esto va a producir en él esa sensación de seguridad desde que es pequeño.
 Alrededor de los dos meses, el bebé sonríe al percibir un rostro humano.
Aquí es muy importante seguir nosotros desarrollando ese afecto en él, seguir acariciándolo, abrazándolo, arrullándolo, diciéndole que lo queremos mucho, que es bienvenido a este planeta Tierra, que es bienvenido a nuestro hogar porque ahora este bebé está siendo parte de nuestra familia.
Le recuerdo, no es que el bebé esté entendiendo el idioma de sus padres, pero sí entiende la suavidad de sus palabras, la ternura y el amor con el cual se le está hablando. No piense usted que porque es pequeño y aún no entiende muchas cosas no va a comprender el afecto que usted le esté brindando. Ya hablamos ampliamente de que a partir de los 9 meses se estrecha la relación con la persona más cercana a él, que por lo general es la madre.

De los 2 a los 5 años se empieza a hacer más independiente. Empieza poco a poco a dominar la angustia que le provoca el separarse de la figura materna. En esta etapa se le debe dar la oportunidad de explorar su mundo, pero se le tiene que proteger de los peligros. Él comienza a explorar las cosas que hay a su alrededor, ya camina, sus pasos comienzan a ser más firmes. Empieza a conocer a través del tacto, toca las cosas y tenemos que tener mucho cuidado en esta etapa porque es riesgosa.

 Hay que seguir estando cerca de él, dándole cariño, protegiéndole, hablándole con suavidad, amándole mucho, tanto la mamá como el papá. Esta etapa es muy bonita y tenemos que disfrutarlos porque es cuando dan sus primeras palabras, empiezan a mostrar su amor y cariño a las personas que les han brindado cuidados, empiezan a decir papi, mami, te quiero, te extraño, etc. Son momentos muy bonitos, de los 2 a los 5 años, momentos en los cuales es muy importante disfrutarlos.
 Muchas personas no los disfrutan porque no tienen tiempo; el trabajo, las actividades, tantas cosas que hay que hacer. Pero si nosotros les dedicamos tiempo a nuestros pequeños en esta etapa, será de mucha satisfacción el poderlos disfrutar en cada momento de sus vidas, tendrán una satisfacción enorme, bonita. Es muy hermoso disfrutar a los pequeños a esta edad pues son muy curiosos.

Pero ya cuando llegan ellos a los 6 años, y de ahí a los 12, van desarrollando ya sus habilidades intelectuales, motoras, sociales y del lenguaje. Aquí también es muy importante el afecto para que el desarrollo de habilidades pueda llevarse a cabo correctamente. Las habilidades intelectuales son un ejemplo. Cuando el niño a esta edad no está recibiendo el afecto que necesita en esta etapa de la primaria, va a haber muchos problemas académicos. No va a traer califi caciones buenas, el niño va a estar retraído, va a traer problemas emocionales. No pensemos que porque ya va a la escuela, el niño ya ha alcanzado una madurez y ya no necesita tanto el afecto.

 Quisiera que usted papá y mamá recordara siempre esto: en esta etapa es cuando necesitan muchísimo afecto, cariño y atención, porque ya empiezan a convivir con otros niños, adultos e inclusive autoridades. Que importante es que los padres estemos tan al pendiente de los niños durante su primaria para brindarles el correcto afecto y así ellos puedan llegar a la madurez con un balance correcto y una estabilidad emocional. En esta etapa es muy importante que tengamos tiempo para jugar con ellos, correr con ellos, comer con ellos.

También comienzan a desarrollar sus habilidades motoras; empiezan a mover su cuerpo, a tener una estabilidad más fuerte o dominio sobre su cuerpo. Es aquí donde tenemos que pasar más tiempo con ellos jugando, corriendo, haciendo ejercicio, estando al pendiente de ellos y llevarlos a diferentes lugares, a algún parque a que se divierta, juegue, o corra. Es recomendable por ejemplo, si existe la posibilidad de llevarlos a la playa, que el niño pueda tocar la arena.
También viene el desarrollo social, que es ya el tener contacto con otros niños, personas o autoridades y es importante que ese desarrollo social se pueda llevar a través del afecto. Muchos niños cuando no han tenido el afecto necesario, son niños cohibidos, son niños que se apartan, que no les gusta convivir con otros. Es muy delicado este asunto, porque si ellos no superan esta situación, cuando entren a la etapa de la adolescencia serán personas asociales o en su caso, antisociales.

También para el buen desarrollo del lenguaje es muy importante darles afecto. Cuántos niños hemos escuchado que son tartamudos o les cuesta trabajo hablar, dicen mal las palabras porque no han tenido el afecto necesario. Pero después de los 12 años, el niño está entrando en una etapa sumamente difícil, conocida como la adolescencia.

EL AFECTO EN LA ADOLESCENCIA 




Durante la adolescencia van a haber cambios más sólidos y fuertes en los hijos. Cuando ya llega a la edad de los 12 años existen ya cambios físicos, hormonales, en el tono de voz, en diferentes áreas del joven.
Es muy importante que nosotros, como sus padres, podamos ayudarles porque es aquí donde ellos van a empezar a tomar decisiones, donde las cosas que ellos hagan les van a afectar para bien o para mal en un futuro.
Es muy importante que los jovencitos se sientan amados, protegidos, con cariño de sus padres aun cuando entran a esta etapa, a pesar de que ellos ya se sienten un poco más fuertes, a pesar de que empiezan a sentirse que el cuerpo se les está fortaleciendo y empiezan a entrar en un estado de juicio, donde ya tienen un desarrollo más amplio de la razón, es cuando más ayuda necesitan.

Porque a pesar de que ellos entran en una fortaleza más grande, son más indefensos porque creen poder hacer muchas cosas de las cuales aún no son capaces.
 En esta etapa, el afecto tiene que ver más con formar en ellos un “sentido de pertenencia”, que sepan que forman parte de un seno familiar donde son aceptados, pertenecen a un lugar en el cual son gustosamente recibidos y formados.

Recordemos que al momento de llegar la adolescencia ese joven no ha llegado a ser adulto, pero tampoco es un niño. Simple y sencillamente es un adolescente, por lo cual él va a empezar a adolecer, va a pasar por situaciones difíciles y si no tiene el afecto necesario, ahí es donde el jovencito se puede corromper o puede hacer cosas que le van a perjudicar por el resto de su vida.

 Es por eso que muchos jóvenes que no tienen afecto ni demostración de cariño en sus hogares, son atrapados a esta edad por la droga, por el alcohol, por el tabaquismo, por la delincuencia y muchas otras cosas. Cuando una jovencita, por ejemplo, de 13, 14 o 15 años no tiene el afecto necesario de su madre y padre, estoy hablando de caricias, de amor, de ternura y palabras suaves, la niña fácilmente va a ser atrapada por otra persona que sí le brinde el afecto, puede ser un novio, una persona adulta que se le acerque y quiera conquistarla y es ahí lo delicado.
 Por eso es muy importante que les podamos dar afecto a nuestros hijos en la etapa de la adolescencia, porque ocurren la maduración sexual y el desarrollo intelectual, etapas donde se requiere muchísimo amor para alcanzar una madurez completa e iniciar con estabilidad la etapa adulta.

 UNA PRECIOSA HERENCIA 

PARA TI, PAPÁ 


Quisiera mostrar un texto de las Sagradas Escrituras:

He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. Salmo 127:3 

Cuán importante es que nosotros valoremos a nuestros hijos, y es aquí donde yo quisiera que entráramos a una reflexión.
  ¿Cómo ves a tus hijos, como una herencia de Jehová y cosa de estima, o simplemente como un ser humano? 

Definitivamente que un hijo es un regalo que Dios nos ha dado, y un día le vamos a dar cuentas a Él de ese hijo. Si nosotros hemos decidido tenerlos, seamos responsables con ellos, que los amemos y les demos el afecto necesario y veamos que son una herencia que Dios nos ha dejado.

Es muy hermoso tener hijos, verlos crecer, llegar a la madurez, que ellos están llegando con un desarrollo adecuado del afecto en sus vidas.
El niño nace dotado de la capacidad potencial de amar, pero a veces nosotros, como padres, cometemos muchísimos errores y hacemos que ese potencial de amor que existe en ellos se venga para abajo.

Es muy importante que esta capacidad se desarrolle y para que se desarrolle es necesario que los padres amemos a nuestros hijos en una forma continua.
Yo sé que existen el día de hoy muchos afanes, problemas, dificultades, hay que trabajar y salir adelante, pero cuán importante es que nosotros tengamos el tiempo para lo más valioso, lo que debe tener en realidad mayor valor por encima de todo: nuestros hijos. Son una joya preciosa.

Hay que dedicar tiempo y que ese tiempo sea de mucha calidad.
 Todos tenemos la necesidad de ser amados, y si esta necesidad se suple en los pequeños, ellos aprenderán también a amar a otros. Qué gran satisfacción que un padre pueda llegar a ver a su hijo cuando se convierta en padre, y que ame a sus hijos como él le amó. el amor necesario para enfrentar un mundo con un sinfín de problemas.

El afecto y el desarrollo del afecto es sano, es correcto, es lo que nosotros tenemos que trabajar en nuestros hijos. Vivimos en un mundo donde el amor se ha perdido, pero cuán importante es que nosotros lo fomentemos en nuestros hogares, en nuestros pequeños hijos y que ellos a su vez aprendan a amar a otros.

LA IMPORTANCIA DEL AFECTO EN LOS PRIMEROS AÑOS DE VIDA


LA IMPORTANCIA DEL AFECTO 





El afecto es un factor muy importante en el desarrollo de nuestros hijos, y tiene que ver con cuatro aspectos fundamentales en la vida del niño:

• los cuidados maternales
• una gran responsabilidad por parte de los padres
• el dar cariño, caricias, ternura, y
• el respeto a la individualidad del niño.

 El afecto va a estimular muchísimo al niño. Cuando nosotros acariciamos a nuestros hijos, cuando les mostramos ese afecto, ese amor y ese cariño, esa responsabilidad y esas caricias, esa atención que ellos necesitan, el niño va a ser estimulado en el aprendizaje.

  Esto significa que el niño va a desarrollar en su totalidad la inteligencia, gracias a esa sensación que va a producir el afecto, esa sensación de seguridad, de confianza que se le está otorgando a ese niño. 

Cuando el niño recibe esa atención, ese afecto por parte de sus padres, esas caricias, él se va a estimular en el aprendizaje y en el desarrollo de su inteligencia. Pero ocurre lo contrario cuando el niño no recibe un afecto completo en su hogar; algunas conductas son las siguientes: El niño va a tener retraimiento; esto es, no se va a estimular su aprendizaje intelectual. El niño que no tiene un afecto se va a volver inseguro; va a tener una inseguridad en la vida y qué lamentable es en muchos niños y seres humanos, la inseguridad. También una inestabilidad emocional, que incluso puede provocar la muerte por enfermedades como la depresión o el suicidio, que lamentablemente ha  cobrado muchas víctimas en las últimas décadas.

 TRÁGICAS CONSECUENCIAS DE LA AUSENCIA DE AFECTO 



Quisiera tocar el ejemplo de hace muchos años, de un experimento que hizo un rey, y quiero mostrar este ejemplo para que veamos la importancia del afecto en los niños.
Estamos hablando del Rey Federico II, de Sicilia.

A él se le ocurrió resguardar a dos recién nacidos en un total aislamiento social y hacer con ellos un experimento. Al respecto, dice Salimbene de Parma en su crónica, que el Rey Federico deseaba saber qué clase de lengua desarrollarían y qué manera de expresarse adoptarían ese par de niños criados sin haber escuchado hablar a nadie absolutamente. 
¡Qué ocurrencia de este rey! Para hacer esa investigación, escogió a unas nodrizas para que criaran a los niños, los bañaran, les dieran de comer, pero sin hablarles nunca.
 Él quería saber si hablarían el hebreo, la lengua más antigua, o el griego, el latín, el árabe, o quizás la lengua sus padres biológicos. 
Pero a este rey no le sirvió de nada, ¿por qué? Porque estos niños murieron en una muerte repentina. 
Esto nos ilustra cuán importante y necesario es el afecto en los niños. 

No les mostraron cariño a estos niños, no les hablaron, nunca los abrazaron ni escucharon la dulce voz de una madre. Ante esta carencia de afecto, terminaron muriendo.
Pensemos en todos esos millones de niños que crecen en el abandono, sin afecto, tendrán muchísimos problemas emocionales, tendrán un retraimiento general, en su forma de hablar, de sonreír, de aprendizaje, y no desarrollarán su inteligencia al máximo.

EL AFECTO EN LA PRIMER ETAPA DE VIDA


 Es tan sencillo el afecto, son tan sencillas las caricias, es tan sencillo dar amor a los pequeños, darles una caricia en el cabello, darles un besito, mostrarles el afecto, darles ese amor de padres.
Pero los papás el día de hoy están tan preocupados y ocupados en otras cosas. Están preocupados por el bien material, por el trabajo, por la relación social, por un partido de fútbol o por las cuestiones políticas.

 Algo muy importante que tenemos que entender todos los padres es que nuestros hijos son valiosos, y nosotros tenemos que aprender a amarlos. Para comprender mejor cómo nosotros debemos amar a nuestros hijos, es necesario describir el desarrollo del niño durante los primeros años, y así veremos qué sencillo es darles ese cariño.

En la primera etapa, luego que un niño nace, comienza a observar, a escuchar y a comprender lo que hay a su alrededor.
Pero ¿qué es lo que ellos saben? Realmente muy poco, actúan más por instinto que por conducta aprehendida. Ellos están muy limitados; de acuerdo con la psicología infantil, el niño recién nacido no tiene conciencia incluso de su propia existencia, ni de la existencia de un mundo externo. A esto se le conoce como estado autista, indiferenciado o audialista.

Esto es, que el niño no alcanza a comprender en su totalidad quiénes son las personas que están a su alrededor, qué le rodea, qué es lo que está pasando, no lo alcanza a comprender. Empieza él solamente a ver, oír y a desarrollarse. el niño al nacer consiste en desarrollar eso precisamente, la conciencia de la existencia de un mundo diferente y externo.
Consideremos que a lo largo de 9 meses, el bebé estuvo en el vientre de su madre, en un ambiente muy diferente al mundo externo. Él estaba dentro y se sentía protegido, sentía el calor de la madre. Pero cuando él nace y enfrenta este mundo, empieza a conocer muchísimas cosas, y comienza a desarrollar la conciencia de la existencia de ese mundo diferente y externo.

Los bebés son capaces, desde los primeros días de nacidos, de empezar a reconocer los rostros, las voces y el olor de las personas que les brindan esos cuidados maternos. También son capaces de responder a dichos estímulos con una emoción y con mucho gozo.
Cuando el niño nace, los primeros rostros que va a empezar a ver son los de su mamá y su papá, de sus hermanitos y de la gente que está a su alrededor. Eso es muy importante para el bebé, porque esos rostros se le van a quedar grabados en su pequeño cerebro. Van a empezar a conocer esos rostros, las voces, el olor de las personas y van a responder a dichos estímulos con emoción y gozo. Sin embargo, esto no signifi ca que ya son capaces de saber que estas cosas existen verdaderamente. Me refi ero a lo siguiente, y para esto voy a poner un ejemplo: Si mi hijo está en la escuela y yo estoy en la ofi cina trabajando, yo estoy conciente de que mi hijo existe, aunque en ese momento no lo estoy viendo. Eso es de lo que el niño no está conciente cuando es recién nacido.

A esto, lo llama el psicólogo suizo Jean Piaget, la noción de objeto permanente. Aquí surge la inquietud. ¿Cómo construyen los niños pequeños la noción del objeto permanente? Por la relación mutua que empieza a existir entre madre e hijo, lo que se le llama también, diálogo, que es el ciclo de la secuencia acción-reacción-acción, dentro del marco de las relaciones madre-hijo. El niño empieza a tratar de comunicarse con las personas que están a su alrededor de una manera muy sencilla: llorando.

 Como él no ha aprendido a hablar, empieza a llorar. Si el niño está sucio va a llorar porque quiere que su mamá venga y lo limpie. Si tiene hambre va a llorar porque quiere que la mamá venga y le dé de comer. Si tiene un dolor en su cuerpo, va a llorar comunicando que tiene una necesidad en su cuerpo, si el niño quiere dormir va a llorar, si quiere los brazos de su madre va a llorar. Este es el diálogo del bebé, donde empieza a platicar con su mamá, a comunicarse con ella, convirtiéndose en una relación mutua. Un diálogo sin palabras que constituye una estimulación muy fuerte en el niño a través del afecto. Esto sucederá durante los primeros 8 meses.
El bebé está dispuesto a dejar que cualquier persona le brinde estos cuidados, de aseo, que lo cambien, lo bañen, le den una caricia, estén con él, etc. Pero después de los 8 meses, más o menos, el bebé se negará a separarse de su madre y aún se angustiará si está en brazos de otra persona, porque el niño está “enamorado”. ¿A qué me refi ero? El niño durante 8 o 9 meses ha estado relacionándose con su mamá desde recién nacido. En ese tiempo el niño se dejaba que cualquier persona le brindara los cuidados. Pero en este caso la que más le brinda los cuidados al bebé es la propia mamá.

A lo largo de esos 9 meses ya se ha hecho un lazo de cariño, de amor con su mamá, y el separarlos después de esos 8 meses haría que el niño sufriera una tremenda ansiedad, porque se ha acostumbrado a ella, al cuidado, al amor, al cariño y ternura con que le habla y lo trata su madre. Cuando a una persona adulta se le separa de la persona de la cual está enamorado le va a costar trabajo. Eso mismo le pasa al niño cuando es separado de aquella persona a quien ama, va a tener una tremenda ansiedad, y eso es peligroso.


 EL AFECTO EN EL PRIMER AÑO DE VIDA 


En 1965, el doctor René Spits publicó su libro “El primer año de la vida del niño”. Él relata cómo llega a descubrir que la falta de cuidados maternos, la falta de ternura, de relaciones interpersonales, de comunicación humana, era la principal causa de mortandad entre los niños criados en instituciones y no en un hogar, aun cuando sus necesidades materiales fueran totalmente satisfechas.

También nos describe la profunda depresión que sienten los niños al ser separados de sus madres, lo cual es muy frecuente. Muchas veces el niño puede estar en una guardería mientras la mamá va al trabajo, pero puede empezar a caer en depresión, va a estar sufriendo una tremenda ansiedad por la falta de su madre y va a llorar mucho.

 Cuando hay que hospitalizar a un niño, o cuando se cría en una guardería puede ser que si reciba el alimento, el sustento, pero si no recibe el amor y cariño que él necesita, ocurre lo que Spits llamó hospitalismo, ¡y puede darse también en hogares! Esto se observa en aquellas madres depresivas o que sufren demasiada ocupación y no arrullan al bebé, no lo atienden o no pasan tiempo con él; en este caso, el niño puede sufrir esta depresión en el hogar, a causa de esas madres depresivas o descuidadas, que están ocupadas en el quehacer u otras cosas y que no tienen tiempo para abrazar y besar a los niños. El tener niños implica muchas cosas.

 También hay que darles nuestro tiempo, aparte de todos los deberes que tengamos.
Spits observó una secuencia en el desarrollo de la depresión profunda. Cuando el niño es abandonado por su mamá, ya sea en una guardería, abandonado completamente sin el afecto, o abandonado en casa y no tiene el afecto, empiezan a surgir ciertas situaciones al bebé: En el primer mes del abandono del niño, éste empieza a llorar y a llorar, hace pucheros, empieza a buscar contacto con la gente, pero como no lo tiene, eso va a empezar a acrecentarse. En el segundo mes del niño abandonado, el lloriqueo empieza a ser más continuo y se empieza a tornar en lamentos y aun en gemidos, empieza a perder peso y a detenerse su desarrollo.

En el tercer mes, el niño ya empieza a rechazar el contacto humano, se empieza a recostar sobre su costado casi todo el tiempo, sufre insomnio, va a tener una continua pérdida de peso y va a tener una tendencia a contraer enfermedades infecciosas, retardo motriz generalizado y rigidez facial. En este punto es muy difícil ya salvar la vida del niño.

 Esto puede ser provocado en 3 meses de abandono en el niño. ¿Ve usted lo alarmante, lo preocupante, que es el que un niño sea abandonado en esa etapa en la cual él necesita el afecto completo de una mamá? Spits nos enseña que sólo las madres amorosas consiguen el prodigio de enseñar a amar a sus hijos y nos advierte el efecto devastador que sobre la personalidad del niño tiene la separación prolongada.
 Nos enseña también que los niños que no sonríen no están sanos.
  Qué importante es demostrarle el afecto a nuestros hijos desde esta temprana edad. 

EL CONTACTO CON LA MADRE 


También es importante mencionar que cuando la madre da a luz es muy importante que inmediatamente sea puesto a su hijo en contacto con ella, porque lo primero que va a hacer el niño después de nacer, será buscar el calor maternal, ese calor de quien le guardó por 9 meses.

Cuando el niño nace y lo tienen aparte de su madre, el niño llora pero póngalo usted cerca de su mamá e inmediatamente sentirá su calor, y la mamá inmediatamente va a empezar a hablarle bonito, va a darle las primeras caricias, y el niño va a tener ese sentido de seguridad, se va a sentir amado y va a terminar domido en sus brazos pues sentirá paz, protección. Por ello es tan importante el contacto inmediato de madre e hijo para la producción de esos lazos afectivos.

 Los dos primeros años son muy importantes para el desarrollo afectivo. Son años de formación de personalidad y de carácter. Todo el amor y afecto que le des en este tiempo, lo infl uenciará por el resto de su vida. Por ello como padres debemos tener una actitud afectiva, para que nuestros hijos crezcan en una buena atmósfera familiar, ya que la infancia feliz será una vacuna contra las enfermedades mortales: depresión y soledad.
Ve lo importante que es darles afecto a nuestros hijos, esto va a afectarles para el resto de sus vidas, aun cuando sean grandes. Otra cosa que es importante y que no quiero dejar pasar, es la importancia de arrullar a los bebés.

Muchas madres tienen la inquietud o la pregunta de si es bueno arrullarlos o no y, hay quienes aun lo consideran contraproducente. Pero he aquí lo importante. El arrullo tiene un ritmo, tiene movimiento, el bebé puede llegar a escuchar los latidos del corazón de la persona adulta, el niño siente la protección, la seguridad, y en el momento del arrullo se va a dormir.
Los bebés eliminan tensión emocional, se relajan y duermen profundamente. Está demostrado que los bebés arrullados van a crecer más sanos, con más peso y van a tener un buen desarrollo afectivo. Arrulle a su bebé, disfrútelo sin miedo.
Tenemos que aprender a disfrutar a nuestros bebés, a abrazarlos, a arrullarlos, a quererlos.

EL AFECTO EN LOS NIÑOS

Afectividad emocional de los niños

 

 

La afectividad en los niños:

La expresión afectivo hace referencia a la necesidad que tenemos los humanos de establecer vínculos con otras personas que nos ayuden en la supervivencia y nos proporcionen estabilidad emocional y seguridad. Al nacer desprotegidos, necesitamos a los adultos para cubrir las necesidades básicas, como el abrigo, la comida, la bebida y el descanso. Por ello, la naturaleza nos dota del “instinto maternal”, a partir del cual se creará el primer vínculo afectivo: el apego.

Tipos de apego en los niños:

Existen diferentes estilos de apego –seguro, ansioso ambivalente y evitativo y dependiendo de cuál se adopte y de su calidad, el grado de seguridad del niño variará, tanto con respecto a él mismo (en términos de autoestima) como con los demás (en términos de confianza). Gracias al apego, el niño aprenderá a querer, a besar, a acariciar, a reconocer sus sentimientos y los de los demás, a expresarlos, a superar los fracasos sin que ello afecte a su estabilidad emocional; en resumen: a vivir de forma positiva.
Seguro: El niño no se muestra especialmente alterado por la separación de la persona objeto de apego y, al volverse a reunir, se siente bien junto a ella.
Ansioso ambivalente: Después de la separación, el niño muestra reacciones de rechazo y aproximación hacia la persona objeto de apego.
Evitativo: El niño, tras la separación del objeto de apego, evita a dicha persona y parece sentirse mejor con otras menos próximas.


Afectividad positivaLa afectividad positiva




El estilo de apego seguro es el más adecuado para el desarrollo de la afectividad positiva e implica:

 1. Dar autonomía al niño poco a poco. No hay que sobreprotegerlo, pues entonces podría establecer una actitud ante el mundo insegura y temerosa, con lo que en el futuro tenderá a ser introvertido, con una autoestima más baja y tal vez extremadamente dependiente de otras personas. Tampoco es recomendable darle demasiada autonomía antes de tiempo, porque podría sentirse abandonado, y esto facilitará su falta de confianza en los demás y hará que tienda a mantenerse distante en las relaciones.

2. Enseñarle a reconocer sus emociones y sentimientos. Para ello es importante ser paciente y tratar de no anticiparnos a lo que él pueda estar sintiendo. Si antes de que el niño muestre cualquier emoción, como alegría o dolor, nos anticipamos y ponemos remedio, estaremos limitando su capacidad de aprender a diferenciar la gama de emociones y sentimientos. Es preciso mantener la calma y, antes de actuar, esperar a que sea él quien exprese sus deseos.

3. Enseñarle a manifestar las emociones y sentimientos de manera adecuada. En la primera infancia, el niño aprenderá a mostrar la afectividad a través de las caricias, el contacto visual, la cercanía, la adaptación del lenguaje y la modulación de la voz. Según vaya creciendo, estas pautas disminuirán y la comunicación verbal tomará el protagonismo. Los padres deben ir modificando y adaptando todas las formas de expresión de afecto a la edad del niño, pero no dejar de utilizar aquellas que fueron fundamentales en la primera infancia puesto que son importantes para que él sepa también comunicarse de manera no verbal.

4. Enseñarle a controlar la expresión de afectos y mostrarle estrategias eficaces para el logro de sus deseos. Los padres deben reforzar aquellas conductas que sean adecuadas, a través de mensajes verbales como “muy bien, hijo” y expresiones no verbales de afecto como besos, abrazos o caricias.
Si el niño adopta una conducta inadecuada y los padres desean modificarla o eliminarla, deben tratar de no acceder a sus peticiones ni focalizar su atención en él, pues entonces reforzarán que en el futuro siga utilizando la estrategia inadecuada que, seguramente, no le funcionará con otras personas, lo que le hará sentirse mal. Los padres tienen que mantenerse tranquilos y esperar a que el niño se relaje para explicarle cómo podría haberlo logrado, de modo que vaya incorporando nuevas estrategias sin necesidad de que su autoestima baje. No debemos olvidar expresarle afecto para que, a pesar de que no haya sabido actuar de manera eficaz, el niño siga sintiendo estabilidad emocional.

5. Enseñarle a superar la frustración. Si los padres no consideran oportuno ceder a las peticiones de su hijo, no tienen que sentirse culpables, ni tener miedo a “crearle un trauma”. Muy al contrario, le estarán dando la oportunidad de aprender a superar los fracasos. A lo largo de su vida, tendrá que enfrentarse a numerosas frustraciones y, si desde niño incorpora estrategias para superarlas, lo hará sin que ello afecte a su estabilidad emocional. Pero tampoco hay que ser demasiado duro. Si el niño nunca recibe nada de lo que solicita, aunque la estrategia sea adecuada, reforzará su desconfianza y se sentirá culpable o indefenso ante sus fracasos.

6. El juego y el deporte son actividades que, además de proporcionar placer, alegría, satisfacción y desarrollar la imaginación, permiten descargar tensiones y aprender estrategias para garantizar el equilibrio emocional. Disfrazándose, jugando con marionetas o recreando situaciones de la vida adulta, el niño aprenderá a configurar su propia identidad, a distinguir sus emociones, pasiones, sentimientos y a mostrarlos a los demás.

7. Actuar de modelo para los hijos. Los padres deben recordar que el aprendizaje por observación es una herramienta muy potente y que el niño incorporará con mayor facilidad las estrategias que se utilicen en la familia. Padre y madre han de expresar sus emociones, sean positivas o negativas, de manera adecuada y controlada y mantener la calma en situaciones de tensión.