miércoles, 12 de agosto de 2015

LA IMPORTANCIA DEL AFECTO EN LOS PRIMEROS AÑOS DE VIDA


LA IMPORTANCIA DEL AFECTO 





El afecto es un factor muy importante en el desarrollo de nuestros hijos, y tiene que ver con cuatro aspectos fundamentales en la vida del niño:

• los cuidados maternales
• una gran responsabilidad por parte de los padres
• el dar cariño, caricias, ternura, y
• el respeto a la individualidad del niño.

 El afecto va a estimular muchísimo al niño. Cuando nosotros acariciamos a nuestros hijos, cuando les mostramos ese afecto, ese amor y ese cariño, esa responsabilidad y esas caricias, esa atención que ellos necesitan, el niño va a ser estimulado en el aprendizaje.

  Esto significa que el niño va a desarrollar en su totalidad la inteligencia, gracias a esa sensación que va a producir el afecto, esa sensación de seguridad, de confianza que se le está otorgando a ese niño. 

Cuando el niño recibe esa atención, ese afecto por parte de sus padres, esas caricias, él se va a estimular en el aprendizaje y en el desarrollo de su inteligencia. Pero ocurre lo contrario cuando el niño no recibe un afecto completo en su hogar; algunas conductas son las siguientes: El niño va a tener retraimiento; esto es, no se va a estimular su aprendizaje intelectual. El niño que no tiene un afecto se va a volver inseguro; va a tener una inseguridad en la vida y qué lamentable es en muchos niños y seres humanos, la inseguridad. También una inestabilidad emocional, que incluso puede provocar la muerte por enfermedades como la depresión o el suicidio, que lamentablemente ha  cobrado muchas víctimas en las últimas décadas.

 TRÁGICAS CONSECUENCIAS DE LA AUSENCIA DE AFECTO 



Quisiera tocar el ejemplo de hace muchos años, de un experimento que hizo un rey, y quiero mostrar este ejemplo para que veamos la importancia del afecto en los niños.
Estamos hablando del Rey Federico II, de Sicilia.

A él se le ocurrió resguardar a dos recién nacidos en un total aislamiento social y hacer con ellos un experimento. Al respecto, dice Salimbene de Parma en su crónica, que el Rey Federico deseaba saber qué clase de lengua desarrollarían y qué manera de expresarse adoptarían ese par de niños criados sin haber escuchado hablar a nadie absolutamente. 
¡Qué ocurrencia de este rey! Para hacer esa investigación, escogió a unas nodrizas para que criaran a los niños, los bañaran, les dieran de comer, pero sin hablarles nunca.
 Él quería saber si hablarían el hebreo, la lengua más antigua, o el griego, el latín, el árabe, o quizás la lengua sus padres biológicos. 
Pero a este rey no le sirvió de nada, ¿por qué? Porque estos niños murieron en una muerte repentina. 
Esto nos ilustra cuán importante y necesario es el afecto en los niños. 

No les mostraron cariño a estos niños, no les hablaron, nunca los abrazaron ni escucharon la dulce voz de una madre. Ante esta carencia de afecto, terminaron muriendo.
Pensemos en todos esos millones de niños que crecen en el abandono, sin afecto, tendrán muchísimos problemas emocionales, tendrán un retraimiento general, en su forma de hablar, de sonreír, de aprendizaje, y no desarrollarán su inteligencia al máximo.

EL AFECTO EN LA PRIMER ETAPA DE VIDA


 Es tan sencillo el afecto, son tan sencillas las caricias, es tan sencillo dar amor a los pequeños, darles una caricia en el cabello, darles un besito, mostrarles el afecto, darles ese amor de padres.
Pero los papás el día de hoy están tan preocupados y ocupados en otras cosas. Están preocupados por el bien material, por el trabajo, por la relación social, por un partido de fútbol o por las cuestiones políticas.

 Algo muy importante que tenemos que entender todos los padres es que nuestros hijos son valiosos, y nosotros tenemos que aprender a amarlos. Para comprender mejor cómo nosotros debemos amar a nuestros hijos, es necesario describir el desarrollo del niño durante los primeros años, y así veremos qué sencillo es darles ese cariño.

En la primera etapa, luego que un niño nace, comienza a observar, a escuchar y a comprender lo que hay a su alrededor.
Pero ¿qué es lo que ellos saben? Realmente muy poco, actúan más por instinto que por conducta aprehendida. Ellos están muy limitados; de acuerdo con la psicología infantil, el niño recién nacido no tiene conciencia incluso de su propia existencia, ni de la existencia de un mundo externo. A esto se le conoce como estado autista, indiferenciado o audialista.

Esto es, que el niño no alcanza a comprender en su totalidad quiénes son las personas que están a su alrededor, qué le rodea, qué es lo que está pasando, no lo alcanza a comprender. Empieza él solamente a ver, oír y a desarrollarse. el niño al nacer consiste en desarrollar eso precisamente, la conciencia de la existencia de un mundo diferente y externo.
Consideremos que a lo largo de 9 meses, el bebé estuvo en el vientre de su madre, en un ambiente muy diferente al mundo externo. Él estaba dentro y se sentía protegido, sentía el calor de la madre. Pero cuando él nace y enfrenta este mundo, empieza a conocer muchísimas cosas, y comienza a desarrollar la conciencia de la existencia de ese mundo diferente y externo.

Los bebés son capaces, desde los primeros días de nacidos, de empezar a reconocer los rostros, las voces y el olor de las personas que les brindan esos cuidados maternos. También son capaces de responder a dichos estímulos con una emoción y con mucho gozo.
Cuando el niño nace, los primeros rostros que va a empezar a ver son los de su mamá y su papá, de sus hermanitos y de la gente que está a su alrededor. Eso es muy importante para el bebé, porque esos rostros se le van a quedar grabados en su pequeño cerebro. Van a empezar a conocer esos rostros, las voces, el olor de las personas y van a responder a dichos estímulos con emoción y gozo. Sin embargo, esto no signifi ca que ya son capaces de saber que estas cosas existen verdaderamente. Me refi ero a lo siguiente, y para esto voy a poner un ejemplo: Si mi hijo está en la escuela y yo estoy en la ofi cina trabajando, yo estoy conciente de que mi hijo existe, aunque en ese momento no lo estoy viendo. Eso es de lo que el niño no está conciente cuando es recién nacido.

A esto, lo llama el psicólogo suizo Jean Piaget, la noción de objeto permanente. Aquí surge la inquietud. ¿Cómo construyen los niños pequeños la noción del objeto permanente? Por la relación mutua que empieza a existir entre madre e hijo, lo que se le llama también, diálogo, que es el ciclo de la secuencia acción-reacción-acción, dentro del marco de las relaciones madre-hijo. El niño empieza a tratar de comunicarse con las personas que están a su alrededor de una manera muy sencilla: llorando.

 Como él no ha aprendido a hablar, empieza a llorar. Si el niño está sucio va a llorar porque quiere que su mamá venga y lo limpie. Si tiene hambre va a llorar porque quiere que la mamá venga y le dé de comer. Si tiene un dolor en su cuerpo, va a llorar comunicando que tiene una necesidad en su cuerpo, si el niño quiere dormir va a llorar, si quiere los brazos de su madre va a llorar. Este es el diálogo del bebé, donde empieza a platicar con su mamá, a comunicarse con ella, convirtiéndose en una relación mutua. Un diálogo sin palabras que constituye una estimulación muy fuerte en el niño a través del afecto. Esto sucederá durante los primeros 8 meses.
El bebé está dispuesto a dejar que cualquier persona le brinde estos cuidados, de aseo, que lo cambien, lo bañen, le den una caricia, estén con él, etc. Pero después de los 8 meses, más o menos, el bebé se negará a separarse de su madre y aún se angustiará si está en brazos de otra persona, porque el niño está “enamorado”. ¿A qué me refi ero? El niño durante 8 o 9 meses ha estado relacionándose con su mamá desde recién nacido. En ese tiempo el niño se dejaba que cualquier persona le brindara los cuidados. Pero en este caso la que más le brinda los cuidados al bebé es la propia mamá.

A lo largo de esos 9 meses ya se ha hecho un lazo de cariño, de amor con su mamá, y el separarlos después de esos 8 meses haría que el niño sufriera una tremenda ansiedad, porque se ha acostumbrado a ella, al cuidado, al amor, al cariño y ternura con que le habla y lo trata su madre. Cuando a una persona adulta se le separa de la persona de la cual está enamorado le va a costar trabajo. Eso mismo le pasa al niño cuando es separado de aquella persona a quien ama, va a tener una tremenda ansiedad, y eso es peligroso.


 EL AFECTO EN EL PRIMER AÑO DE VIDA 


En 1965, el doctor René Spits publicó su libro “El primer año de la vida del niño”. Él relata cómo llega a descubrir que la falta de cuidados maternos, la falta de ternura, de relaciones interpersonales, de comunicación humana, era la principal causa de mortandad entre los niños criados en instituciones y no en un hogar, aun cuando sus necesidades materiales fueran totalmente satisfechas.

También nos describe la profunda depresión que sienten los niños al ser separados de sus madres, lo cual es muy frecuente. Muchas veces el niño puede estar en una guardería mientras la mamá va al trabajo, pero puede empezar a caer en depresión, va a estar sufriendo una tremenda ansiedad por la falta de su madre y va a llorar mucho.

 Cuando hay que hospitalizar a un niño, o cuando se cría en una guardería puede ser que si reciba el alimento, el sustento, pero si no recibe el amor y cariño que él necesita, ocurre lo que Spits llamó hospitalismo, ¡y puede darse también en hogares! Esto se observa en aquellas madres depresivas o que sufren demasiada ocupación y no arrullan al bebé, no lo atienden o no pasan tiempo con él; en este caso, el niño puede sufrir esta depresión en el hogar, a causa de esas madres depresivas o descuidadas, que están ocupadas en el quehacer u otras cosas y que no tienen tiempo para abrazar y besar a los niños. El tener niños implica muchas cosas.

 También hay que darles nuestro tiempo, aparte de todos los deberes que tengamos.
Spits observó una secuencia en el desarrollo de la depresión profunda. Cuando el niño es abandonado por su mamá, ya sea en una guardería, abandonado completamente sin el afecto, o abandonado en casa y no tiene el afecto, empiezan a surgir ciertas situaciones al bebé: En el primer mes del abandono del niño, éste empieza a llorar y a llorar, hace pucheros, empieza a buscar contacto con la gente, pero como no lo tiene, eso va a empezar a acrecentarse. En el segundo mes del niño abandonado, el lloriqueo empieza a ser más continuo y se empieza a tornar en lamentos y aun en gemidos, empieza a perder peso y a detenerse su desarrollo.

En el tercer mes, el niño ya empieza a rechazar el contacto humano, se empieza a recostar sobre su costado casi todo el tiempo, sufre insomnio, va a tener una continua pérdida de peso y va a tener una tendencia a contraer enfermedades infecciosas, retardo motriz generalizado y rigidez facial. En este punto es muy difícil ya salvar la vida del niño.

 Esto puede ser provocado en 3 meses de abandono en el niño. ¿Ve usted lo alarmante, lo preocupante, que es el que un niño sea abandonado en esa etapa en la cual él necesita el afecto completo de una mamá? Spits nos enseña que sólo las madres amorosas consiguen el prodigio de enseñar a amar a sus hijos y nos advierte el efecto devastador que sobre la personalidad del niño tiene la separación prolongada.
 Nos enseña también que los niños que no sonríen no están sanos.
  Qué importante es demostrarle el afecto a nuestros hijos desde esta temprana edad. 

EL CONTACTO CON LA MADRE 


También es importante mencionar que cuando la madre da a luz es muy importante que inmediatamente sea puesto a su hijo en contacto con ella, porque lo primero que va a hacer el niño después de nacer, será buscar el calor maternal, ese calor de quien le guardó por 9 meses.

Cuando el niño nace y lo tienen aparte de su madre, el niño llora pero póngalo usted cerca de su mamá e inmediatamente sentirá su calor, y la mamá inmediatamente va a empezar a hablarle bonito, va a darle las primeras caricias, y el niño va a tener ese sentido de seguridad, se va a sentir amado y va a terminar domido en sus brazos pues sentirá paz, protección. Por ello es tan importante el contacto inmediato de madre e hijo para la producción de esos lazos afectivos.

 Los dos primeros años son muy importantes para el desarrollo afectivo. Son años de formación de personalidad y de carácter. Todo el amor y afecto que le des en este tiempo, lo infl uenciará por el resto de su vida. Por ello como padres debemos tener una actitud afectiva, para que nuestros hijos crezcan en una buena atmósfera familiar, ya que la infancia feliz será una vacuna contra las enfermedades mortales: depresión y soledad.
Ve lo importante que es darles afecto a nuestros hijos, esto va a afectarles para el resto de sus vidas, aun cuando sean grandes. Otra cosa que es importante y que no quiero dejar pasar, es la importancia de arrullar a los bebés.

Muchas madres tienen la inquietud o la pregunta de si es bueno arrullarlos o no y, hay quienes aun lo consideran contraproducente. Pero he aquí lo importante. El arrullo tiene un ritmo, tiene movimiento, el bebé puede llegar a escuchar los latidos del corazón de la persona adulta, el niño siente la protección, la seguridad, y en el momento del arrullo se va a dormir.
Los bebés eliminan tensión emocional, se relajan y duermen profundamente. Está demostrado que los bebés arrullados van a crecer más sanos, con más peso y van a tener un buen desarrollo afectivo. Arrulle a su bebé, disfrútelo sin miedo.
Tenemos que aprender a disfrutar a nuestros bebés, a abrazarlos, a arrullarlos, a quererlos.

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